Su mirada lo dice todo: transmite esa tranquilidad de quien está en paz consigo mismo. Hace unos días Birane Ngom volvió a Cruz Roja tras más de tres años en los que, a base de esfuerzo, su vida ha dado un vuelco. Y lo hizo para traer un donativo de 400 euros fruto de su talento como carpintero y su profundo sentimiento de agradecimiento con todas las personas que lo han ayudado.
“He tenido que esforzarme mucho para llegar a España y mantener a mi familia, porque en Senegal las cosas no van bien. No olvido nada de lo que me ha pasado, lo que he sufrido, las alegrías, quienes me han ayudado… Y si veo que alguien lo pasa mal, yo lo paso mal”, explica.
Dice que llega a final de mes con su cuenta vacía, porque con su sueldo mantiene a su familia en Senegal. Su responsabilidad y empatía hacen de este senegalés de 34 años todo un ejemplo de actitud.
“En la vida nunca sabes lo que puede pasar mañana, pero sobre todo hay que respetar a la gente, aprender a convivir, y cuando se puede ayudar hay que ayudar, es lo que me dijo mi madre y lo que intento hacer”, explica.
Contacto con Cruz Roja
Su historia en España comienza cuando hace cinco años llega desde Dakar a Madrid. Allí tuvo su primer contacto con Cruz Roja, que le ayudó durante una semana hasta que vino a Ourense, donde le esperaba su tío Bay. Que el hermano pequeño de su madre llevara 10 años en Ourense le daba seguridad y esperanza. Él fue su pilar y su guía: le explicó que lo primero que debía hacer era aprender el idioma, por eso empezó a ir a clases de español a Cáritas. Su intención siempre fue trabajar en carpintería porque es su profesión, con 12 años de experiencia y formación reglada en su país. Pero en ese momento no había cursos en el sector, por lo que ya desde el INEM lo enviaron al Plan de Empleo de Cruz Roja.
Es aquí cuando comienza un curso de limpieza, confiando en Cristina, técnica del proyecto, que le asegura que le va a ir bien. Y así, tres meses de formación y prácticas no laborales en Ferrovial se convirtieron en un empleo para Birane, un primer trabajo que le da la oportunidad de cambiar su vida, trabajando en los servicios de limpieza del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense.
Tanto personalmente como profesionalmente es muy valorado, y entre sus compañeras estaba María, la mujer de quien hoy en día es su jefe en Ebanistería Allariz. Ella, al saber de su vocación de carpintero le envía el currículum de Birane a su marido, César. Al principio hubo que superar ciertas dificultades, porque no tenía cómo trasladarse de Ourense a Allariz, pero una vez más pudo empezar a trabajar allí gracias al apoyo de un compañero que le llevaba cada día.
Un árbol muy especial
Esta Navidad fue muy especial para la empresa, porque Birane hizo un precioso árbol de madera con listones de diferentes tipos para su tienda de muebles. El éxito fue tal que le pidieron que hiciera otro para regalar al Hospital, donde había conocido a María. “Eso es algo que no olvido”, dice, y por eso se puso manos a la obra fuera de horario laboral en este árbol para el quirófano. Nuevamente gustó tanto entre el personal que le encargaron otro; llegado este punto César le propuso aceptar el encargo pero sin cobrarlo, y si al final la doctora que lo había encargado le pagaba algo, entonces se donaría a Cruz Roja. Así fue como llegó de nuevo a la Organización.
Como nos muestra Birane con su propia historia, la vida es dar y recibir. Birane hoy vive independizado, tiene carnet de conducir y está homologando su título de formación profesional. Dice que está orgulloso, contento y muy agradecido porque le han ayudado mucho, pero sin duda detrás hay un gran trabajo diario, mucho esfuerzo personal y grandes valores. Personas como Birane hacen de la Humanidad no solo un principio, sino también un fin.